El Faro de Mapasingue. Casa Comunal del sector “Hijos del Suelo”
Ubicación: Sector “Hijos del Suelo”, Mapasingue, Guayaquil, Ecuador.
Arquitectos: Juan Carlos Bamba Vicente, Berrú Arquitectos, JLZ estudio.
Colaboradores: ACNUR, COOPI, Emilio Arroyo, Viviana Palacios, José Rivera.
Año: 2022.
La pandemia ha cambiado la relación entre la vivienda y el espacio público condicionando la forma de compartir e integrarnos con la comunidad. En el contexto actual, después de la emergencia sanitaria por la COVID 19 descubrimos que comunidades son resilientes, se autoorganizan y renuevan sus lazos sociales para protegerse. Los espacios de encuentro proveen la oportunidad de aprender como la dimensión social en micro-comunidades es reestablecida en tiempos de crisis.
Durante la pandemia se realizó un trabajo de cooperación junto a la comunidad “Hijos del Suelo” en Mapasingue Este, un sector urbano marginal situado en un cerro de la ciudad de Guayaquil, Ecuador, en proyectos de ayuda humanitaria y restitución del tejido social junto a COOPI Cooperazione Internazionale donde se desarrolló , durante de 5 meses, un proceso de diseño participativo por medio de metodologías diversas que abordan la construcción social del hábitat con el fin de realizar la rehabilitación de la antigua casa comunal que se encontraba en un gran estado de deterioro.
El proyecto de rehabilitación de la casa comunal se convierte en un “faro” para la comunidad en la medida que guía a las familias del sector a través de sus actividades culturales, educativas y sirve como un foco de encuentro tanto de día por su permeabilidad y extensión al espacio público como en la noche cuando se ilumina y proyecta luz sobre las escalinatas generando seguridad y dinamismo en el barrio. Actualmente el lugar sirve como un espacio seguro de integración para 250 familias del sector y más 150 niños de diferentes nacionalidades que utilizan el espacio como área de lectura, recreación y diversas actividades lúdicas.
El proyecto de rehabilitación de la casa comunal se convierte en un “faro” para la comunidad en la medida que guía a las familias del sector a través de sus actividades culturales, educativas y sirve como un foco de encuentro tanto de día por su permeabilidad y extensión al espacio público como en la noche cuando se ilumina y proyecta luz sobre las escalinatas generando seguridad y dinamismo en el barrio. Actualmente el lugar sirve como un espacio seguro de integración para 250 familias del sector y más 150 niños de diferentes nacionalidades que utilizan el espacio como área de lectura, recreación y diversas actividades lúdicas.
Mediante una lectura crítica de las preexistencias se decide conservar la modulación estructural e intervenir los límites existentes de la casa comunal para convertirlos en umbrales de transición que a su vez funcionan como bandas programáticas. La fachada hacia la calle es la conexión con el exterior y extensión del suelo de la casa comunal; el muro medianero se demuele para ganar una franja de luz y actividad; la batería de baños y cocina existentes se elimina para configurar una banda de servicios compacta y practicable; la pared de la fachada lateral se derriba para construir un gran mueble transparente donde almacenar, sentarse y leer; finalmente la cubierta se desmonta y eleva para generar mayor ventilación e iluminación. Un último gesto, un balcón en la esquina orientada al este, se asoma para recibir a los visitantes y sirve como un punto de atracción a escala urbana al poder visualizarse desde la lejanía.
El elemento vertical sobresaliente que simboliza un faro y le da al proyecto un carácter industrial y sirve a la vez como lucernario en el día para captar luz, mientras que, por la noche, causa el efecto contrario ya que proyecta la luz del interior hacia el resto de las edificaciones. El espacio interior es todo blanco para captar y reflejar la mayor cantidad de luz necesaria debido a las complejas condiciones de implantación de la casa comunal en un terreno estrecho y alargado entre medianeras que no permite abrir vanos para iluminar en tres de sus fachadas. Finalmente, las puertas plegables, las cortinas de la zona de servicio, los muebles y las plantas permiten variar la configuración del espacio para acoger las diferentes actividades que se organizan a nivel comunitario.